El momento en el que se jodió el Perú

«¿En que momento se jodió el Perú?» Pregunta que desde mi candidez creía conocidísima incluso para aquellos que no tienen una remota idea de quién es Zavalita, o del maravilloso y contrariado universo que encierra «Conversación en la catedral» de MVLL. Sin embargo, a raíz de un reciente reportaje a los universitarios por parte del canal Panamericana, tengo dolorosas dudas de que mi primera afirmación sea del todo cierta. Este artículo pretende responder esa interrogante, partiendo de la desilusión vivida al comprobar en contemporáneos míos, que fotografía en mano eran incapaces de reconocer al autor antes referido, y la vergüenza continuaba al tener que dar con los nombres de otros notables como: Vallejo, Palma, Grau, Bolognesi, Paniagua, etc. Comprobar inepcias tales como la del entrevistado que fechó la independencia en 1935 -siendo el que estuvo más cerca-. En fin, decepciones que a uno lo amargan, pero que luego de recordar nuestras deudas, nuestra historia y vacíos comprende con pesar.

Y siendo así, quiero animarme en responderle a Zavalita: Podría decirle que se jodió a partir de la independencia, con la amalgama de pseudoproyectos nacionales inconexos entre sí carentes ante todo de identidad, quizá señalaría también la inestabilidad del primer militarismo, el oportunismo de Castilla, la corrupción de Echenique, luego la miopía civilista. Y en este punto es pertinente evocar un episodio donde se escribieron las mayores grandezas de un lado y nuestras las más trabajadas pellejerías del otro: La guerra con Chile, de señalar capítulos más mezquinos, recuerdo a Miguel Iglesias -«Presidente restaurador del Perú en ese entonces con el auspicio chileno- respaldar al ejército invasor en derrotar a Cáceres que aguantaba tras la cordillera los disparos cañones Krupp chilenos -que entraron en deshuso recién hasta vísperas de la II G.M- con un contigente de indígenas calzando ojotas, armados con hondas, arados y rifles obsoletos de haber algunos oxidados. […] El mismo Cáceres desacreditaría penosamente su propia labor cívica -irreprochable hasta ese entonces- una vez en el poder. Como dijo Basadre: «A Cáceres sólo le faltó morirse en Huamachuco».(Manrique: 1995)

De esos capítulos que abundan en ese conflicto; es posible saltar en nuestra historia de jodienda en jodienda: Los subproductos de la doble retórica aprista iniciada por Haya de la Torre; el abuso de los Gildemeister, los Larco y tantas otra familias que han dejado un prolífico legado en la mentalidad peruana. Pasamos también por el pacto casi permanente entre oligarcas y el ejército dispuestos a cerrar todo debate ante el desborde de las clases medias, intelectuales y pequeño burguesas en la arena política -no hace falta imaginar la condición de las clases más relegadas que estas últimas-. Continuando: El fascismo indiscreto de Sánchez Cerro; el oscurantismo de Odría en dúo con Esparza Zañartu; la permisividad de Belaunde con algunos desviados suyos; el descalabro atroz Velasquista, el populismo megalómano e irreflexivo encarnado en un primer García; el maoísmo degenerado y criminal de S.L; el crimen legalizado y exaltado con Fujimori, el neoliberalismo reducido a oligopolios con un reciclado García y un APRA desechado. Y hoy tenemos, dos sombras que se estiran hasta el 5 de Junio. Sombras que sin el agrado de la mitad del país, encarnan la eterna deuda con las clases más desfavorecidas, la metástasis en la que vivimos asumiendo en un arranque de optimismo patológico -una forma clínica de llamar a la ingenuidad- de creer que pertenecemos a un país vigoroso y sano.  Y aquí alguien responde tenemos condiciones para serlo; efectivamente, el «tenemos condiciones para serlo» sea quizá, el discurso más reutilizado por los políticos, el estado, opinólogos de la red y peruano promedio, pero conocer las potencialidades requiere un poco de lectura y aprovecharlas, requiere además de conocerlas corregir las contradicciones que impiden tal aprovechamiento.

Tomando conciencia de que el buen Zavalita busca una respuesta, y no el listado superficial y temporal de los párrafos anteriores. Sólo me queda decirle que el Perú se jodió cuando perdimos a la capacidad de pensar, de actuar, de polemizar, de no aceptar las cosas como nos han sido dadas. Cuando no se repitió una generación tan ilustre y tan plural en el área del conocimiento como la del centenario. La palestra tenía como nunca grandes mentes y voluntades, de izquierda a derecha, de Lima a provincias. En la historiografía Basadre, en las universidades Porras Barrenechea, Alomía Robles en la música, Vallejo en la lírica, José Sabogal en la pintura, Luis Alberto Sánchez, quien además de su prolífica labor intelectual y literaria, fue un ícono junto a Haya de la Torre en el aprismo que hoy parece molecular, Julio C. Tello en la arqueología, Mariátegui en la izquierda. Y pese a los nombrados, la lista continúa hasta hacerse conmovedoramente larga, manteniendo el prestigio que hizo imperennes tales apellidos.

Y hoy a una década del bicentenario, no sé si habrá una generación capaz de emular la obra de la promoción líneas arriba expuesta, no sé si siquiera si habrá alguna que los recuerde, los lea, aprecie o los reconozca. La duda se extiende entonces a si se les rendirá el merecido homenaje. No lo sé y esa incertidumbre me duele hasta la ira, se ha perdido el aprecio a la voluntad de conocer, de saber, ya no se quiere nada que requiera conato y esfuerzo. Si Zavalita quiere saber el momento, pues este no tiene fecha. En cambio sí tiene vida, tiene itinerario, se da a diario, se dió ayer, se da hoy y se dará mañana. Hasta que alguien de la rabia depositada decida lanzar un alarido de cambio, en ese momento aquel disconforme bien podría iniciar un reflorecimiento, o fracasar sumándose a la lista de los «conscientes pero indeseables por amedrentar». Y se implanta así la idea de que en el Perú es mejor estar jodido, porque quien no está jodido -quien ha salido de ese pozo conforme e ignorante- está jodiendo al resto. Cada vez que esa idea vence se jode el Perú.

Por Aldo Cisneros J.

ESCRIBA UN COMENTARIO SOBRE ESTE ARTÍCULO AQUÍ.

Esta entrada fue publicada en Actualidad, Comunicaciones, Economía y Finanzas, Eventos, Filosofía, Política, Uncategorized y etiquetada , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

2 respuestas a El momento en el que se jodió el Perú

  1. Sebastian Garaycochea dijo:

    Buenas:
    Primero que nada, felicitaciones por el articulo. Me ha impactado a sobremanera leer las mismas conclusiones a las cuales llegue yo cuando vi el mencionado vídeo escritas en palabras tan bien seleccionadas. De hecho, por impresionante que suene, lo primero que pensé fue: «El Perú no se jodió, se ha estado jodiendo un largo rato y se sigue jodiendo bajo mis narices, Zavalita».
    Pero mi felicitación es por la iniciativa de empezar a luchar contra el problema que tan claramente has planteado: La pasividad que hay entre nosotros ante lo que demande esfuerzo y trabajo constante. La ausencia general de interés en construir juntos una sola nación mas justa y humana.
    No puedo animarme a comparar a nuestra generación con aquella gloriosa del centenario que mencionaste, pero si queremos «desjoder» al Perú de una vez por todas es vital sumar manos a la iniciativa que empezaste con estas lineas tan familiares en mi pensamiento. Como empezamos? Tenemos que conocer detalladamente el momento que nos esta tocando vivir y analizarlo desde varios puntos de vista. Como hacer esto? Sugiero que juntemos tanta gente como podamos y empecemos a rebotar ideas. (Podemos convocar a una reunión formal o aprovechar las herramientas de conferencia en linea de Internet)

    Atentamente,

    Sebastian Garaycochea

    • Muchas gracias Sebastián por tus elogios al artículo, pero creo que hay algo más importante que agradecerte y es tanto la lucidez, como la sensatez con la que planteas el marco donde se da la pasividad y lascivia reinantes a diario y que el presente artículo ha señalado de alguna manera. En tanto a tu propuesta en las líneas finales de tu comentario, pues toda iniciativa es bienvenida, P.F es un canal de difusión del debate y menudos aportes intelectuales desde la capacidad de sus miembros, pero esto no configura un carácter cerrado en la asociación, es más; sería increíble tener una extensa red de de conferencias, -ya sean presenciales o virtuales-, en este mismo momento P.F tiene planeado lanzar una conferencia antes de mitad de año, de la cual daremos detalles más adelante. En fin, es primordial crear una línea de colaboradores y hacer de cada joven un analista en potencia y porque no un transformador vivo. Sea a través de esta organización y su blog o no, pero que exista y que se coopere Continuemos con ese ímpetu.

      Atentamente,

      Aldo Cisneros J.
      – Presidente de la comisión de logística y columnista

Deja un comentario