Sobre el debate presidencial entre Keiko Fujimori y Ollanta Humala

El debate del último domingo terminó sin mayores sorpresas, sin grandes contrastes entre los candidatos, ni la sensación de que vaya a tener una repercusión significativa en el voto indeciso. Como es costumbre en las polémicas de nuestro medio, las referencias personales estuvieron a la orden del día y las propuestas fundamentadas brillaron por su ausencia, lo que no habla solo de los candidatos sino de lo que las personas demandan: el espectáculo.

La estructura del debate consistió en cinco temas eje: lucha contra la pobreza, seguridad y narcotráfico, institucionalidad democrática y, finalmente, economía e inclusión social. El análisis previsible dictaba que Keiko Fujimori sacara amplia ventaja en el bloque de economía e inclusión social, en vista de los logros en ese aspecto de su padre, mientras que Humala sacara algo de ventaja en el bloque de institucionalidad democrática, intentando rememorar el autogolpe del 5 de abril, las violaciones a los derechos humanos y el control de medios de los años noventa; pero debo decir  que no ocurrió eso exactamente.

Ollanta Humala fue astuto al atribuir el rimbombante nombre del bloque “institucionalidad democrática” a una petición de la bancada Fujimorista, en vez del nombre supuestamente real (Derechos Humanos y Corrupción), pero ese fue solo un buen comienzo. La referencia de Keiko a los dos intentos de golpe de Estado del ex comandante, sumada a su firme y algo enervada aclaración de ser ella y no su padre quien presidiría el país, dieron un giro interesante a la duda de quién es más propenso de ser irrespetuoso con la democracia. En cuanto a las propuestas, si bien Keiko dio una tímida y vacía proclamación de fortalecimiento a la contraloría, ganó mucho explicitando que no convocaría a una asamblea constituyente, con lo que quitó credibilidad a la promesa de no reelección del ex comandante. Por su parte, este tuvo un convincente actitud en contra de la corrupción que la hija del ex dictador no tuvo.

En el plano económico Humala se ciñó a un discurso en favor de la economía de mercado, aunque dejando en claro que revisaría algunos TLC’s y que cobraría impuestos a la sobreganancia. Keiko, por su parte, propuso un ministerio de economía promotor de inversiones y la creación de una Superintendencia de derechos laborales. Al no haber confrontación técnica, ninguno terminó luciendo mucho sus propuestas.

Es muy probable que uno se quede con la sensación de que al fin y al cabo, ambos candidatos propusieron cosas muy parecidas. Si bien personalmente me parece que Keiko debatió un poco mejor, no podría atreverme a clamar un ganador rotundo. Me parece que la única apreciación contundente que queda por hacer, es que más allá de hija de quién sea Keiko Fujimori, y más allá de qué haya hecho Ollanta Humala en sus tiempos de militar, lo que dice Keiko hoy ha estado y está inamoviblemente por escrito, lo que dice el otro candidato no.

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3 respuestas a Sobre el debate presidencial entre Keiko Fujimori y Ollanta Humala

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  3. Alonso dijo:

    Muy naranjas chicos.

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